lunes, mayo 11, 2009

espejismos para el alma


La necesidad de amar es poderosa. Crea oasis donde volverá a haber arena.
Es cuestión de tiempo.
Pero en el oasis uno revive mientras bebe, y se mira: la propia imagen volviendo a empezar, repetidamente, sin finales, nadando en ríos de euforia, lejos por siempre de los prolongados períodos de calma.
¡Es una trampa! Pero no podemos vivir sin ella. Moriríamos de sed.
Saciada la sed, la razón vuelve.
Antes que el ángel sea terrible, se retrata sonriendo y se guarda.
Y vuelvo a RilKe, deseando que no tenga toda la verdad consigo:


¿Quien si gritara yo, me oiría entre los coros
de los ángeles? y suponiendo que me tomara
uno de repente hacia su corazón, me fundiría con su
más potente existir. Pues lo bello no es nada
más que el comienzo de lo terrible, que todavía apenas soportamos,
y si lo admiramos tanto, es porque, sereno, desdeña
destrozarnos. Todo ángel es terrible.
(...)

Rainer Maria Rilke,
ELEGIAS DE DUINO
primera elegia

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