Carlos Phileas habló de una posible ayuda estatal para obtener la "Cavorita" y la droga que lo haría invisible; terminó con una comparación feliz: "Invisible como las chicharras que se mueren de tanto cantar", porque con la sombra novedosa cada árbol se ensilenciaba a nuestro paso. Sabido es que a las chicharras les rasca el sol y cantan para olvidarse. Cuando no cantan, duermen un sueño tonto. Cuando cantan en exceso, revientan.
Andrés Caicedo
Qué viva la música